Mi gran vocación siempre fue la Historia, pero ya veis, cosas del destino, acabé estudiando Económicas. Pero en esta carrera encontré la asignatura de Historia Económica, allá por el segundo año de la Licenciatura. Fue entonces cuando comencé a ver la Historia desde otra óptica. Mi profesor, un Catedrático curtido en años, valoraba la Historia de la Humanidad desde el punto de vista económico, es decir, todo ocurría por temas meramente económicos. El resto de cuestiones, llamense políticas, religiosas o culturales, estaban siempre ligadas a este prisma y eran subsidiarias o consecuencia de las circunstancias económicas. A veces resultaba chocante interpretar algunas cuestiones tales como la llegada del Cristianismo desde el punto de vista de la Economía. Costaba trabajo, pero a lo largo del curso me fui adaptando a ese prisma e incluso lo desarrollé. Me embarqué en distintos estudios de investigación y en el desarrollo de cada uno de los temas. Quizás, y con el blog de fondo, desarrolle y rescate alguno de ellos. Éste podría ser un buen comienzo: el estudio de las distintas crisis económicas que ha sufrido nuestro país.
Pero mientras tanto, os dejo con esta síntesis, que aunque me sabe a poco, si trata de resumir con un lenguaje asequible y de forma muy resumida, algunos de los capítulos de nuestra Historia.
Y es que quizás por una visión cortoplacista o por desconocimiento, podríamos llegar a
pensar que la crisis económica que vivimos en la actualidad es la más grave de
todas las acaecidas, que el rescate del Estado español es un hecho único en la
historia o que nunca antes se había vivido situación igual.
Nada de lo
anteriormente expuesto es correcto o se asemeja a la realidad. Si estudiamos los
desequilibrios económicos de nuestro país, vemos como ya desde los tiempos de
Roma se vienen produciendo circunstancias diferenciadoras con el resto de
países, circunstancias que por otro lado nada tienen que ver con la mayor o
menor riqueza con respecto al exterior, dado que aún en tiempos del Imperio,
momento álgido en el que los cargamentos de oro y plata provenientes de América
nos situaban en una posición ventajosa respecto a nuestros competidores, nuestra
economía presentaba grandes desequilibrios, sobre todo en materia
presupuestaria.
Pero volviendo a los inicios, es durante la caída del
Imperio Romano cuando podemos concretar el momento en el que nuestro país sufre
la primera gran crisis económica. Hispania había sido un lugar de abastecimiento
para la poderosa Roma. Un abastecimiento que generó la afluencia masiva de cecas
provenientes de la metrópoli y que hizo que el dinero en circulación se
multiplicara, lo cual disparó la inflación. El ocaso de Roma y su caída condujo
al freno en seco de las exportaciones, y a un periodo de estanflacion, es decir,
altas tasas de inflación junto a un escaso o nulo crecimiento económico. La
economía española, acostumbrada a producir y exportar a Roma, vio como de
repente ese caudal se frenó, quedando atrapada en unos precios que la población
no podía atender debido a la drastica caída de las ventas, y por tanto de sus
ingresos. Fue esto y no la mentalidad del pueblo visigodo, lo que condujo a un
período de introspección económica en el que se da un retroceso importante hacia
una economía que se centra de nuevo en el sector primario y el
autoconsumo.
Pero si fue esta la primera, no fue ni de lejos la más
grave. La misma se puede concretar en el periodo posterior a la Guerra Civil
española. Curiosamente para el resto de los países occidentales, ésta se puede
concretar en el Crack del 29. Sin embargo, España no sufrió un duro golpe en el
mencionado episodio, toda vez que la economía no estaba ni de lejos a la altura
de la de sus países vecinos, con unas estructuras aún anquilosadas en el S. XIX
y que sirvieron de cortafuegos para frenar el contagio de la crisis. La
inexistencia de un sistema financiero acorde a la época, el no haber adoptado el
patrón oro o la excesiva dependencia del sector primario, hicieron que dicha
situación no pesara en exceso en la población. Al contrario, incluso ese estar
centrados en materia agrícola ayudó a superar la crisis vía exportaciones. Pero
por desgracia todo fue un espejismo. La llegada de la Guerra Civil condujo al
país a un caos económico y social que postergó el desarrollo económico. La no
beligerancia de nuestro país en la Segunda Guerra Mundial nos llevó además a un
periodo de aislamiento conocido como "autarquía", del que tardamos casi dos
décadas en salir. Ello, unido a las consecuencias materiales de la guerra, con
la destrucción de la débil pero floreciente industria manufacturera del país,
localizada principalmente en Cataluña, y la no entrada en los planes de
reconstrucción de Europa, el llamado "Plan Marshall", ayudaron a que aquélla
tenga el triste honor de ser considerada la peor crisis económica de este
país.
Luego vendrían más, no sería ésta la última. La crisis energética
del 73 y la no adaptación a unos planes energéticos coherentes con el momento,
supusieron un retraso económico que postergó la salida de la misma. Y es que
ésta puede ser la nota que defina nuestro devenir económico: en tiempos de
crecimiento, crecemos a tasas mucho mayores que nuestro entorno, siendo fuente
de atracción para el capital extranjero, pero en períodos de recesión, nuestra
economía se resiente aún más que el resto, en parte por la misma razón, la
fuerte dependencia del exterior y la retirada de dichos capitales hacia sus
países de origen. Eso es algo que estamos viendo cada día en esta crisis, cuando
leemos en la prensa cómo los depósitos de personas y empresas extranjeras son
repatriados por falta de confianza en nuestra economía.
¿Y el rescate?
¿Se trata se un concepto nuevo? Para nada. En tiempos del Imperio las finanzas
estaban dirigidas a sufragar grandes guerras en Europa destinadas a mantener
territorios donde preservar la doctrina católica, en una Europa que cada vez más
se revelaba en contra del poder de la Iglesia. La afluencia de oro y plata
provenientes de las colonias en América sufragaban dichas contiendas. Sin
embargo, había una diferencia de tiempo entre la llegada de los metales y las
necesidades de liquidez del Imperio, siendo éstas cada vez mayores y más
urgentes. Dicho problema se solucionaba acudiendo a prestamistas alemanes e
italianos principalmente, a los cuales se le debía pagar grandes tasas de
interés. Tales fueron las necesidades de liquidez y el valor de los intereses,
que llegó el momento en el que el Estado no pudo asumir dichos pagos, debiendo
solicitar la suspensión de pagos y refinanciación de la deuda a más largo plazo,
o sea, un rescate en toda regla. Y así hasta en tres ocasiones.
Pero no
fue éste el mayor de los problemas de la epoca. La posterior pérdida de dichas
colonias no fue sólo algo simbólico, político, estratégico o incluso económico.
Fue la caída de todo un modelo económico basado en la explotación comercial de
unos territorios que tras su independencia provocaron un nuevo estancamiento
económico y el cambio de todo el modelo productivo de un país.
Y si
reflexionamos sobre todo lo expuesto ¿no es acaso lo que está ocurriendo un
capítulo más de todo lo que ya hemos vivido? La respuesta está en nuestro
pasado. Costará asimilarlo, pero debemos pensar que el cambio del modelo
productivo, la mejora de la eficiencia, la orientación hacia el comercio
exterior o la reducción de un déficit público crónico son vías dolorosas pero
necesarias para atender los retos del futuro, y cuanto más tiempo tardemos en
llevarlo a cabo, más traumática y dolorosa será nuestra recuperación.
Feliz 2.013 a todos!!!
4 comentarios:
Te deseo de corazón un buen año para ti y los tuyos.
FELIZ 2013!!!!
Muchos besos.
Hola Samurai,
espero que en el nuevo año sigas alimentando este blog y satisfaciendo a tus fieles seguidores.
Al mismo tiempo, te deseo un año de éxitos en todos los ámbitos de tu vida.
Feliz 2013!!.
Hasta pronto. Besos.
Hola a las dos
Feliz 2.013 para ambas!
Es curioso, tengo la sensación de estar comenzando de nuevo con el blog. Quizás la pérdida de sensaciones es lo que me hizo dejarlo.
Al fin y al cabo, el mundo, al menos así lo pienso yo, se mueve por energías, las que me faltaron para continuar.
Besos a las dos.
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