El barco zarpa con varios grupos de excursionistas. Algunos se suben al barco en el puerto de Kemi, y otros llegan usando las motos de nieve. En nuestro grupo, unos usaron las motos para llegar (la mayoría) y el resto tomó el autobús hacia el puerto.
Una vez allí, los grupos de excursionistas se separan y comienza una charla explicándote la historia del barco y realizando una visita guiada a través de todas las estancias del mismo: sala de máquinas, la torre de control, sala de controles, etc. Hasta entramos a las dependencias del Capitán, el cual fue quien guió a nuestro grupo a lo largo de la visita, ya que había estudiado español y lo hablaba a un nivel muy alto.
Tras la visita guiada, un paseo por la cubierta helada que te permite observar el panorama de alrededor y cómo el hielo se va rompiendo a medida que el barco va avanzando.
Es un panorama maravilloso. Aunque este efecto no se nota mucho en un principio, ya que el barco va atravesando zonas de hielo previamente rotas, en una especie de ruta abierta en medio del mar helado, a medida que el viaje avanza, se adentra en zonas vírgenes del mar ártico, aún sin romper. Es entonces cuando el choque del barco con el hielo se hace más contundente y los chasquidos del hielo al romperse forman un ruido especial, diferente.
La estancia en cubierta es opcional, pero nadie renuncia a una imagen y sonido así. Antes de iniciar la travesía no eres consciente de lo espectacular del paseo. Piensas más en una excursión cotidiana para pasar el día. Pero no es así. El Sampo está lleno de sorpresas.
La jornada no iba a consistir sólo en un paseo y vuelta al puerto. Almorzaríamos también allí y degustaríamos los platos más típicos de la comida finlandesa.
Y es que El Sampo, además de ser un buque turístico, es un centro para degustar la más típica oferta gastronómica de Finlandia. Es más, durante los meses de verano en los que no realiza las funciones de rompehielos turístico, el Sampo continua anclado en el puerto y abriendo las puertas de su restaurante a todos los que quieran saborear sus platos: una sopa típica de la zona, vino tinto caliente con azúcar, reno y salmón son algunos platos típicos que se pueden degustar.
Tras la comida, vuelta a la cubierta y parada del barco. Una parada especial, ya que sirve para que todo aquel que lo desee pueda bañarse en las congeladas aguas del Océano Ártico. La fórmula usada es ponerse un enrome traje de neopreno cubriéndote todo el cuerpo, salvo la cara, y todo encima de tu ropa. Después, te desplazas por una pasarela y los miembros de la tripulación te ayudan a que te metas en el agua congelada.
La verdad es que con esta pinta uno parece un espermatozoide rojo, pero no hay ninguna otra manera de entrar en el agua. Nos explicaron que tan sólo serían necesarios algunos minutos sin protección para fallecer de hipotermia. También recomendaban que no nos mojásemos la cara con el agua helada ya que podría llegar a quemarse, aunque creo que pocos le hicimos caso. No pasó nada.
El traje se pega por completo al cuerpo y el agua no entra al interior de ninguna manera. Sientes la frialdad y te llegas a sentir como un cubito de hielo dentro de un vaso!
Tras el chapuzón, vuelta al barco, fotos de rigor, tacita de chocolate caliente y regreso en las motos de nieve.
Todos pensábamos que al llegar de nuevo al puerto, la jornada acabaría allí, aunque no fue así.
Nos volvimos a reunir todos y nos acercamos a ver un Hotel construido a base de hielo. Había escuchado hablar de él, aunque nunca me imaginé que pudiera llegar a visitarlo.
En el próximo post os enseñaré fotos del hotel.
Hasta entonces, recibid todos un cordial saludo.
Espero que los Reyes se hayan portado bien con todos vosotros.
Besos y abrazos para todos.
12 comentarios:
A ese traje de néopreno le faltó sólo los cachitos y la cola, je, je, je, me alegro de tus andanzas, y cuando podremos observar fotos de tu linda familia, no seas egoísta. Bikiños y abrazos fraternos.
ke envidia sana esas fotos... !!! lo de meterme en el agua congelada aunke con traje, pues komo ke no!!!
besines
Sólo puedo decir una cosa...
Envidia.
Ufff..., que frío, meterte en agua helada, aunque sea con traje, el frío esta en el cuerpo.
No te dejaste nada atrás, a eso le llamo yo un viaje aprovechado.
Besitos.
a ver si algun día puedo hacer viajes como ese!!!
un blog interesante, si puedo me pasare por aki más a menudo.
saludos.
Vecino que frío!! ummmm con lo calentita que se está en Africa!!! jejeje (es broma ehh) a mi me encanta la nieve y veo que a ti también, ¿Quieres un cubito de hielo de mi nevera?
Besos Samurai intrépido!!
Hola Mon
Mi pareja no quiere aparecer en el blog ni que tampoco aparezca la peque. Es de respetar.
Muchos besos
Hola Super prima / Ceci
Muchas gracias a ambas. Se ve que os han gustado las fotos.
Besos
Hola Mayte
Ya que estás debe de aprovecharlo a tope, y tienes razón, pese al traje el frío se sentía.
Muchos besos
Hola Patry
Gracias por tu visita. Me debo pasar más tranquilo por tu blog y leerte tranquilo.
Besos
Hola Desiree
Lo cierto es que si , me gusta bastante la nieve y el frío. Soy un bicho de invierno, es cuando llego a mi apogeo personal y creativo. El verano me agobia mucho. Tanto calor que hace por nuestra tierra no se lleva bien con el traje y la corbata.
Muchos besos y gracias por tu visita
Ala que guay el baño...
Aunque verlo eso si...solo de pensarlo me da por tiritar jaja.
Un besito y una estrella.
Mar
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